El chico alzó una mano.
-Deja de hacer el tonto y escúchame un momento.
-¿Qué te escuche? ¿Por qué debería hacerlo cuando todavía me duele todo de la última vez? Te aseguro que contaba con bastante más de dos años…
-Dos años y ocho meses.
-…dos míseros años humanos para superar el trauma de haberte conocido. Claro que sabía que un idiota de sombrero puntiagudo volvería a llamarme, pero ¡quién iba a imaginar que sería el mismo idiota de la última vez!
Frunció los labios.
-Yo no tengo un sombrero puntiagudo.
-¡A ti lo que te pasa es que eres tonto!.
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Por cada vez que visitáis mi blog, y no dejáis un comentario, hay un gato en alguna parte del mundo, que cree que puede salvar la distancia entre dos estanterías...y se cae D:
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